Características generales de la cultura
En
1936, se instaló en Puerto Edén una base de la Fuerza Aérea (FACH) destinada
a apoyar una línea de hidroaviones que uniría Puerto Montt con Punta Arenas.
Los kawésqar que antes habían establecido campamentos temporales junto
al faro San Pedro en busca de alimentos y ropa, encontraron en Puerto
Edén un nuevo sitio donde podían satisfacer tales necesidades. Poco a
poco fueron instalándose alrededor de la base, logrando la protección
del personal de la FACH, la cual se consolidó posteriormente en forma
de decreto del Gobierno de la época.
En un comienzo construyeron
sus típicas viviendas de tipo oval, con una estructura de varas curvadas,
amarradas con junquillo o lazos de cuero de lobo, cubiertas de ramas y
pieles o materiales de desechos de barcos varados o conseguidos por trueque.
Con posterioridad este tipo de vivienda fue siendo reemplazado por chozas
de madera, latas, cueros y lonas, y el material que les proporcionaba
el personal de la base, a fin de mejorar sus condiciones de vida. Así,
varias familias de indígenas y sus perros se hacinaban en estas chozas
en la playa, delante del establecimiento militar.
El manejo de estas
novedosas habitaciones, donde se habían modificado todas las condiciones
funcionales acostumbradas, condujo a que se produjeran repetidos incendios,
pero los kawésqar, en su deseo de cambiar o por consejo de sus protectores,
volvieron a reconstruir de la misma manera, con iguales consecuencias
Tiempo después fueron
llegando colonos desde el norte y el sur, permitiéndose su establecimiento
en diversos puntos de la bahía, constituyéndose los núcleos principales
hacia el sur y este de la Caleta Malacca, ocupando toda la línea costera
que ya mencionamos.
Durante la década
de 1960 se construyó la escuela, y Puerto Edén quedó bajo la jurisdicción
de Carabineros de Chile. El Gobierno de ese período hizo entrega de casas
al grupo alacalufe, siendo instaladas éstas en el lugar que señalamos
antes, abandonando el sitio contiguo al puesto de la FAch. Con posterioridad
este edificio fue traspasado a la Empresa de Comercio Agrícola (ECA),
que instaló un almacén de expendio de comestibles. Hoy el sitio ha recuperado
su carácter de recinto militar, al instalarse allí la Capitanía de Puerto,
dependiente de la Armada de Chile.
Las
casas otorgadas a los kawésqar se situaron en una aparente ordenación
lineal paralela a la costa, sostenidas sobre postes de madera para obtener
nivelación de piso y aislación de la superficie húmeda del terreno. Algunas
de estas viviendas se quemaron, dado el material altamente combustible
de que estaban fabricadas y por la falta de hábito de residir en ellas
por parte de los usuarios, a lo que hay que agregar, además, la utilización
de cocinas a leña e iluminación de velas. Ante esta emergencia los ocupantes
solían instalarse temporalmente con otras familias, o bien construían
chozas en el mismo emplazamiento, semejantes a las de los antiguos tiempos,
pero sin contar ahora con los materiales ni las condiciones del terreno
adecuadas.
La institución social
básica del grupo es la familia. No se reconocen clanes ni jefes, sino
familias que se caracterizan como relativamente extensas y de tipo paternal
en términos no absolutos.
Cuando el grupo era
relativamente numeroso, durante las temporadas de caza, se formaban cuadrillas
integradas por los miembros masculinos del grupo, permaneciendo las mujeres
y los niños de corta edad, así como los escolares -a diferencia delos
tiempos más remotos-, en casa, recayendo en este caso toda la autoridad
en la madre. Se observaba también una cierta predominancia femenina en
materias comerciales de venta o trueque. Hoy en día, rara vez sale una
familia completa a una partida de caza.
Por otro lado, es
la mujer la encargada de la organización doméstica del quehacer cotidiano:
preparación y distribución de alimentos, cuidado de los niños y atención
a visitantes. Es por esto último que la primera impresión que recibía
el extraño al entrar en contacto con estos indígenas en su vivienda, era
encontrarse con un cierto grado de subordinación del varón, pues era la
mujer quien respondía y mantenía el diálogo, mientras que el hombre se
limitaba a escuchar o a responder con monosílabos.
A diferencia de las
costumbres ancestrales, la mujer comenzó a unirse en matrimonio con individuos
muy distantes de su raza, prefiriendo a los blancos o a los huilliches
mestizos de Chiloé en estos enlaces.
Lo mismo no ocurre
para con los individuos de sexo masculino, los cuales si pueden se unirán,
aunque con ciertas restricciones, a la mujer kawésqar que los acepte.
Además, se registraban casos de poliginia y poliandria.
La poliginia cesaba
cuando el varón era considerado inútil por vejez, enfermedad o molicie,
siendo éste abandonado por una o sus dos mujeres.
La poliandria se registraba
en una continuidad temporal muy duradera, en la cual uno de sus hombres
podía hallarse ausente por largos períodos o transitoriamente, debido
a razones de trabajo o partidas de caza en lugares lejanos.
Dentro
del grupo solía darse algunos individuos aislados, senescentes o de mediana
edad, abandonados por su mujer. Son los llamados botados. Se podía
dar el caso también de algún individuo que era parcialmente aceptado dentro
de la comunidad, pero que frecuentemente no participaba en las actividades
comunes, o sólo ocasionalmente. Se marginaba o era marginado de las partidas
de caza, recolección de mariscos u obtención de leña y madera. Este fenómeno
ocurría generalmente dentro de los miembros varones del grupo y ocasionalmente
dentro del círculo de mujeres, las cuales formaban un conglomerado altamente
solidario. Si existía un individuo de la categoría abotado" y éste
era casado, sólo se marginaba él y no su mujer, la cual formaba parte
activa de la vida social de su circulo.
Existen algunas formas
de normas sociales implícitas dentro de la comunidad las que se hallan
representadas por la consideración especial que se tiene ante la opinión
de un individuo más experimentado o los mayores. Respecto a este último
punto, presentamos el siguiente ejemplo: Hay derechos perfectamente delimitados
en cuanto a la propiedad habitacional y los terrenos colindantes. En la
línea divisoria de la propiedad de dos hermanos había un pozo de agua
que era utilizado por ambos. Con posterioridad, uno de los hermanos, el
mayor, demarcó manifiestamente con una cerca, el deslinde del predio,
apropiándose del pozo. Este hecho no suscitó ninguna protesta por parte
de su hermano, pues el otro estaba ejerciendo su derecho de mayoría de
edad.
Los derechos de propiedad
individual no son enteramente estrictos, fuera del derecho habitacional
que hemos señalado Los utensilios, instrumentos de caza y pesca, herramientas
y embarcación son compartidos por la comunidad, hecho que se hace más
notorio en las faenas de recolección y caza.
Esta institución recibe
el nombre de c'as, que consiste en un intercambio de estos objetos
o alimentos entre el grupo de cazadores. Emperaire denomina esta institución
tchas colectivo, diciendo: "Se ofrece, se da (tal es la
traducción de la palabra tchas, ofrenda dádiva, intercambio), aunque no
haya nada que esperar en trueque por el momento. Se trata, ante todo,
de un acto gratuito, un acto de correspondencia, de participación entre
los individuos o la familia del grupo del momento. Por ejemplo, el alimento
es repartido entre todas las familias del grupo sin que el que lo proporciona
sea objeto de un reconocimiento especial por el esfuerzo o trabajo que
le ha costado... Cada uno, según las circunstancias, se somete libremente
y... admite por beneficiarios a todos los miembros del grupo provisional"
(Emperaire, 1963: 229).
Existe otro tipo de
c'as que Emperaire denomina individual, que consiste en
un regalo de individuo a individuo, sin que se espere retribución inmediata
ni equivalente (cf. Emperaire, ibíd.).
El
patrón de vida diaria, que antaño implicaba una rutina cotidiana de recolección
de alimento, ha sufrido modificaciones considerables Las costumbres relacionadas
con la alimentación se han transformado por influencia del sistema de
vida chilota, consecuencia del aumento del número de colonos, el paso
frecuente de barcos y la instalación del almacén de la ECA en un comienzo
y hoy por la proliferación de almacenes que venden diversos productos.
Esto último posibilitó la obtención de otras fuentes de alimentos y cambios
en su sistema económico.
No obstante, persisten
las prácticas de recolección y caza acostumbradas que se conocen.
La dieta principal
aún consiste en moluscos y carne de lobo marino. La recolección de cholgas,
choros, almejas y locos está sujeta a las variaciones que experimentan
las mareas. Los erizos se obtienen mediante la utilización de fisgas.
A veces extraen centollas o pescan, utilizando redes, robalos, chancharros
o pejerreyes.
La incorporación de
nuevos alimentos ha redundado en el léxico con la creación de neologismos
o adopción de vocablos que han sufrido un desplazamiento de su significado
primitivo, para utilizarlo como denominación de los nuevos productos.
Tal es el caso de la palabra con que en un comienzo designaba al plátano:
kejérwa-sakujéska, que era el nombre de un fruto silvestre con cierta
similitud al plátano, o bien el nombre que utilizan para denominar la
naranja: ánate-lájek; ánate es el nombre que designa un hongo de
color anaranjado intenso (Cyttaria Darwini), y lájek" tiene
la connotación de "bueno" o "sabroso". Estos términos,
sin embargo son de corta vida y casi han sido reemplazados por las palabras
españolas.
Pocos son los préstamos
de vocablos españoles, modificados de acuerdo a la fonética kawésqar,
como, por ejemplo, parróta = porotos.
Antes de la llegada
de exploradores blancos los indígenas canoeros de la Patagonia Occidental
desconocían las bebidas alcohólicas. En un comienzo estas bebidas fueron
rechazadas, siendo adoptadas paulatinamente con las incursiones de los
loberos y la incorporación de colonos en los territorios indígenas.
El grupo tiene una
gran tendencia a la imitación y adopción de modos y algunas costumbres
del blanco, al cual considera superior, o por lo menos bajo su dependencia.
Con el consumo de bebidas alcohólicas por parte del blanco, comenzó a
generalizarse dentro del grupo el uso habitual.
Actualmente el indígena
hace todo lo posible por obtener alcohol, el cual obtiene mediante su
compra o trueque. Incluso vende utensilios que le son absolutamente indispensabes
-como hachas- para comprarlo.
Según
mis informantes, y en observación directa, una vez obtenido el licor,
se reúnen en una casa, generalmente la más grande, y comienzan a beber.
En esas reuniones escuchan música, conversan, y frecuentemente se registran
disputas que finalizan con la retirada de uno de los contrincantes. Estas
disputas siempre tienen un carácter verbal. El indígena kawésqar no es
muy adicto a la lucha, y aunque adquiera cierta corpulencia con el ejercicio
del remo, siempre es dado a la molicie
Esta molicie es tan
persistente, a veces, que aunque esté efectuando labores que le significarán
mayor ingreso económico, prefiere abandonarlas por sumirse en ella.
El consumo de
bebidas alcohólicas trastrueca completamente la conducta de los individuos,
tanto dentro de la comunidad como e n contacto con el blanco. Dentro de
la comunidad, como lo he mencionado, se vuelve locuaz y pendenciero. En
un medio diferente i. e., entre los blancos, la locuacidad también es
muy evidente. Incluso se atreve a hablar sobre temas que no hubiera aceptado
abordar estando sobrio. Desaparece en cierto grado el sentimiento de inferioridad
experimentado ante el blanco, y llega a sentir dependiendo de las circunstancias,
antagonismo o un mayor sentimiento de amistad. El estado anímico alterna
entre euforia y melancolía. Fuera de su hábitat se acentúa el estado melancólico,
que lo lleva, incluso al llanto, al recordar a sus parientes y amigos.
Ilustraré a continuación,
en forma sucinta, las prácticas de caza de este grupo étnico.
Constituyen piezas
de caza principales el lobo marino en sus variedades de lobo común o de
un pelo y lobo fino o de dos pelos, nutrias, coipos y huemules.
Los lobos son arponeados
o bien cogidos con una red grande especial (feitcétqal), que se
coloca a la entrada de grutas que están a nivel del agua y luego son muertos
con garrote (eikuák).
A este instrumental
de caza se sumaba hasta hace algún tiempo, armas de fuego. La utilización
de estas armas convirtió a los kawésqar en excelentes tiradores.
La
carne es aprovechada como alimento, consumiéndose asada o cocida, acompañada
de papas y apio silvestre, en los campamentos temporales. La piel se pone
a secar en un bastidor semirrectangular, confeccionado de varillas de
madera (cejénesxar). Posteriormente, ésta es utilizada para
la confección de pequeñas canoas a semejanza de la antigua canoa de piel,
que estos indígenas venden o truecan en los barcos que pasan por Puerto
Edén
La nutria y el coipo
se cazan con perros, los cuales ubican las piezas en sus madrigueras -tratándose
de las nutrias-, arrinconándolas en el mismo lugar o entre las rocas,
donde son muertas con garrote. El coipo es cazado ocasionalmente por los
indígenas, ya que su piel no presta mayor utilidad, su precio es inferior
al de la nutria, y sólo se aprovecha su carne.
Hoy día la nutria
no es cazada debido, principalmente, a las prohibiciones existentes y
a la carencia de perros entrenados, ya que el perro fueguino se ha extinguido
completamente y ha sido reemplazado por otros que no poseen las cualidades
muy especializadas de la especie autóctona.
Para atrapar el huemul
también se utilizan perros, los que, cercando al animal, lo obligan a
desplazarse hasta un barranco, donde terminan por despeñarlo, o bien son
acosados hacia el mar, donde los arponean los cazadores que esperan en
sus embarcaciones.
Las
aves, parte importante en la dieta de los kawésqar, hoy no son frecuentemente
cazadas. Se apetece más las variedades de palmípedos que se encuentran
en los canales, y en forma especial el pato quetro no volador o pato vapor.
La técnica empleada es la caza al acecho con lazo: El cazador se oculta
en un emplazamiento hecho de ramas, donde éste imita el llamado del ave
para que se acerque, y con el lazo preparado la atrapa. Otra técnica utilizada
es la del lazo múltiple (arkás), que se coloca en el paso
de las aves hacia los nidos.
El empleo de instrumental
de caza autóctono experimentó cambios, producto de las incursiones de
los loberos en la zona; el fusil de caza pasó a reemplazar parcialmente
al arpón, ya que la adquisición de estas armas modernas era fácil para
los indígenas. Principalmente las armas de fuego eran entregadas o cambiadas
por los loberos para que los nativos les proporcionaran pieles.
Con el transcurso
del tiempo este armamento comenzó a deteriorarse hasta su completa inutilización,
no siendo renovado debido a la prohibición de la caza de mamíferos marinos.
Esto implicó una reactualización de los instrumentos antiguos autóctonos
que anteriormente tenían un uso paralelo.
Esta prohibición,
que terminó con el comercio de los loberos, sigue en vigencia, sin embargo,
los kawésqar están autorizados para cazarlos y utilizar su carne de alimento
y la piel para artesanía.
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